Cuál va siendo mi sorpresa al llegar este martes al D.F y bajarme en el metro indios verdes y no ver a los mentados comerciantes que la verdad daban un terrible aspecto al lugar. Ni qué decir de los espantosos olores entre carne de cerdo y coladera que ambientaban el paradero o, peor aún, de los patéticos vendedores de cds con su música toda asquerosa. Espero se mantenga esto así y que sigan haciendo lo mismo con otros espacios similares.
miércoles, 18 de junio de 2008
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